Desde que tenemos a Kiki, nos hemos sumergido en un mundo social que antes de él ni conocíamos, ni nos interesaba conocer: las fiestas infantiles!
Al momento he perdido la cuenta de las fiestas infantiles a las que hemos asistido, pero ahora lo sabemos, las amamos! Sobre todo por que Kiki juega hasta el cansancio total, lo que nos permite a papá y mamá dormir plácidamente la noche entera sin interrupciones. Aunque también nos cansamos porque hay que estar siempre tras de él por toda la fiesta, y si el niño quiere subirse al inflable, ahí está papá o mamá y después ya no quiere y prefiere ir al brincolín, ahí va el tutor sude y sude trasladando al chiquillo, pero todo vale la pena con tal de verlo contento. Me he llegado a subir a saltar con él en el brincolín cuando está lleno de niños mayores, y al ser el mas pequeño, sale volando a cada rato, así que mamá está siempre para ayudarlo a tener momentos de calidad en el brincolín y no ha faltado que mamá también salga volando.
Además de todo eso, es un día sin cocinar! Quién no agradece un día a la semana sin cocinar y llenarse la barriga con golosinas, pastel, gelatina, tamales o lo que sea que ofrezcan?
Aunado a esto, adoramos las piñatas! Y por supuesto, mamá se avienta en busca de los deseados dulces para cubrir los antojos semanales (de mamá), por que eso si, al peque casi no le damos golosinas, si de por si tiene una energía inigualable, con dulces necesitaríamos un par de papás mas para cuidarlo.
Gracias a todas esas fiestas con brincolines, mi niño ya sabe saltar!
Diario de mi Bebé 
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